Que significa una iglesia auto-referencial , narcisista y mundana para el Papa Francisco

DIFÍCIL LA ESPECULACIÓN
No se puede especular mucho sobre si las notas divulgadas por el cardenal Ortega de Cuba, en efecto, son un esbozo del curso previsto para el pontificado de Francisco, porque no fueron dichas en un escenario mismo de asunción y se dijeron con ausencia de datos íntimos y confidenciales sobre la interna vaticana y lo que está sucediendo en el mundo, pero sin duda contiene un lenguaje fuerte y preciso.
Debido a que usa un lenguaje un poco abstracto, será útil dar algunos ejemplos concretos de lo que Jorge Mario Bergoglio entendía como cardenal, sobre la situación que enferma a la Iglesia, y ahora se ha dado a conocer públicamente como Papa.

SOBRE LA IGLESIA AUTORREFERENCIAL
Informó el entonces cardenal, que era necesario superar una tendencia dentro de la Iglesia que llamó auto-referencial o narcisista.

La Iglesia, dijo, tiene necesidad de “salir de sí misma”, moviéndose no sólo geográficamente, sino a las periferias “existenciales” (los problemas materiales, espirituales y morales en los que las personas viven sus vidas), con el fin de evangelizar eficazmente. 

Cuando no lo hace, la Iglesia se convierte en auto-referencial, que es una especie de enfermedad. Esto la lleva a un mal espiritual muy serio, que el gran teólogo Cardenal Henri de Lubac llama el peor mal que puede venir a la Iglesia, la “mundanidad espiritual”.

Es importante comprender que la Iglesia en su esencia no puede estar enferma. Esencialmente hablando, ella es el cuerpo y la novia de Cristo. Ella se enferma sólo a través de sus miembros, y en especial de aquellos de sus miembros que la representan las jerarquías.

Así que cuando el futuro Papa Francisco se refirió a ser auto-referencial, al narcisismo, y habló muy claramente del espíritu mundano, no estaba criticando a la Iglesia “sin mancha ni arruga” según lo descrito por San Pablo en Efesios 5.

No, estaba hablando de una cierta actitud entre los miembros narcisistas de la Iglesia, autorreferenciales, mundanos en su propia espiritualidad, lo cual hace a la Iglesia una institución extremadamente enferma.

UNA LISTA PARCIAL DE EJEMPLOS DE NARCISISMO ESPIRITUAL
Esta crítica de un cierto malestar en la Iglesia sólo puede referirse a una cosa: cuando empezamos a definir la Iglesia de acuerdo a cómo somos nosotros mismos, estamos cometiendo el pecado de narcisismo, estamos siendo auto-referenciales. Y en este sentido, estamos haciendo a la Iglesia autorreferencial en todas sus operaciones, que deben llevarse a cabo a través de sus miembros. Veamos algunas aplicaciones prácticas de la tesis del Papa.

– Cuando los teólogos y académicos redefinen la fe y la moral de acuerdo con sus propios deseos (sobre todo, en nuestros días, a través del modernismo), están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo enfermar a la Iglesia.

– Cuando los laicos usan la Iglesia para su consuelo espiritual al tiempo que rechazan cualquier enseñanza católica que no les gusta, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo a la Iglesia enfermo.

– Cuando las personas de cualquier nivel en la Iglesia deciden que no están llamados a expresar el camino, la verdad y la vida de Cristo a los demás, ya que está fuera de su zona de confort personal, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo una Iglesia enferma.

– Cuando los católicos ricos siempre encuentran excusas, como legales y políticas, para no acercarse y servir a los pobres, incluidos los inmigrantes, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo que la Iglesia se enferme.

– Cuando los que tienen fuertes sentimientos acerca de ciertas tradiciones y la de la liturgia afirman que sólo ellos son los portadores de la verdadera luz de Cristo, dividiéndose de los demás y de la obediencia a la autoridad eclesiástica, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están generando que la Iglesia se enferme.

– Cuando los cardenales y obispos se niegan a decir la verdad al poder, y prefieren disfrutar de la vida con “gente que importa”, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo enfermar a la Iglesia.

– Cuando los católicos invierten sus emociones y su sentido de misión en las mensajes catastrofistas y apocalípticos u otros fenómenos similares, como si éstos tuvieran la llave para todo, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo a la Iglesia enferma.

– Cuando los sacerdotes cambian la liturgia a su gusto o no enseñan la plenitud de la doctrina católica, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo enfermar a la Iglesia.

– Cuando las comunidades religiosas salen de sus carismas fundacionales y persiguen objetivos esencialmente seculares con un barniz espiritual, están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo un Iglesia enferma.

– Cuando los sacerdotes buscan cargos de oficina y mando en lugar de parroquias de misión, o cuando piensan que los laicos valen en la medida que le son útiles solamente para sus propios planes pastorales sin darles autonomía, se está haciendo una iglesia enferma.

– Cada vez que alguien define lo bueno y lo malo en términos de cronología (“¡Vamos, que es 2013. No seas tan medieval!”), Él o ella está siendo narcisista y autorreferencial, y hace a la Iglesia enferma.

– Y cuando los católicos no buscan la iluminación constante de la Iglesia y el Espíritu Santo en la oración, prefiriendo seguir espiritualmente sin hacer ningún esfuerzo real para poner al descubierto sus propias debilidades espirituales, prefieriendo la comodidad de un cristianismo aparentemente tranquilo pero sin entusiasmo y sin duda unilateral, entonces ellos están siendo narcisistas y autorreferenciales, y están haciendo la Iglesia enfermo.

Esto es lo que el cardenal Bergoglio le estaba explicando a sus hermanos justo antes de que lo eligieran Papa. Él pudo haber utilizado algún lenguaje académico para referirse al problema. El Papa Benedicto XVI había hecho lo mismo, llamándolo “auto-secularización”. Pero en realidad no es tan difícil de entender.

Cuando nosotros hacemos de la Iglesia lo que vemos en el espejo, en vez de estirarnos a las “periferias existenciales”, lanzamos a la Iglesia hacia la mundanalidad espiritual. Hacemos una Iglesia enferma.

Fuentes: Catholic Culture, Signos de estos Tiempos