Conmovedora oración del papa Francisco a María por protección a los inmigrantes

El Papa Francisco hizo su primer viaje oficial fuera de la diócesis de Roma a la periferia, a la isla siciliana de Lampedusa, conocida por ser la puerta de Europa para miles de inmigrantes asiáticos y africanos, y el cementerio de otros miles que murieron en las aguas del Canal de Sicilia.

En una dura homilía, el Papa condenó con fuerza: “la globalización de la indiferencia”, por la que “nos hemos habituado al sufrimiento del otro, que no nos interesa”,
y hemos “olvidado la experiencia del llorar”; y pidió a Dios que perdone a, “aquellos que, en el anonimato, toman decisiones socio-económicas que abren el camino a dramas como éste”

EL Papa pidió a los presentes una reflexión en torno a la pregunta de Dios a Caín: ¿Dónde está tu hermano?

”Muchos de nosotros, también yo me incluyo, estamos desorientados, y no estamos atentos al mundo en que vivimos; no cuidamos lo que Dios ha creado para todos, y ya ni siquiera somos capaces de custodiarnos unos a otros”.

Por eso, no somos capaces de dar “comprensión, acogida y solidaridad” a aquellos que buscan “un lugar mejor para ellos y sus familias”, y que, finalmente, “han encontrado la muerte”.

NOS DEJÓ UNA ORACIÓN A LOS PIES DE LA VIRGEN MARÍA
En Lampedusa, a los pies de la María, el Papa Francisco imploró amparo, socorro, misericordia, conversión y perdón.

Al final de la Misa, antes de la bendición final, ante la imagen de Nuestra Señora, el Santo Padre le rezó a la Santísima Virgen.

Abrazando todas las tragedias semejantes que ocurren en el mundo, rogó a la Protectora de los migrantes e itinerantes que socorra a los más necesitados; que bendiga a las personas de buena voluntad que los acogen; que logre la conversión de los que los explotan y que el amor brindado sea semilla de paz entre los pueblos.

Esta es la oración de Francisco:

Oh María, Estrella del Mar,
una vez más recurrimos a ti,
para encontrar refugio y serenidad,
para implorar amparo y socorro.
Madre de Dios y Madre nuestra,
dirige tu dulcísima mirada
a todos los que cada día afrontan los peligros del mar
para garantizar a sus familias el sustento necesario para la vida,
para tutelar el respeto de la creación, para servir a la paz entre los pueblos.
Protectora de los migrantes e itinerantes,
ayuda con atención materna a los hombres, mujeres y niños
obligados a huir de sus tierras en busca de futuro y de esperanza.
Que el encuentro con nosotros y nuestros pueblos
no se transforme en fuente de nuevas y más graves esclavitudes y humillaciones.
Madre de Misericordia,
implora perdón para nosotros,
que, cegados por el egoísmo,
ensimismados en nuestros intereses
y prisioneros de nuestros temores,
estamos distraídos ante las necesidades y sufrimientos de los hermanos.
Refugio de los pecadores,
obtén la conversión del corazón
de los que generan guerras, odio y pobreza,
explotan a los hermanos y sus fragilidades,
hacen de la vida humana indigno comercio.
Modelo de caridad,
bendice a los hombres y mujeres de buena voluntad,
que acogen y sirven a los que llegan a esta tierra:
que el amor recibido y donado sea semilla de nuevos lazos fraternales
y aurora de un mundo de paz.
Así sea.

Fuentes: ACI Prensa, Alfa y Omega, Signos de estos Tiempos