Jesús, tú conoces mi miseria
desde siempre, aun así me amas
con tanta ternura y delicadeza.
Te pido perdón de lo mal
que he correspondido hoy a tu amor,
y te suplico que me perdones
y purifiques mis acciones
en tu sangre divina.
Me pesa haberte ofendido
porque sos infinitamente santo.
Me arrepiento con toda mi alma
y prometo hacer cuanto me sea posible
para no caer más en las mismas faltas.
Amén
desde siempre, aun así me amas
con tanta ternura y delicadeza.
Te pido perdón de lo mal
que he correspondido hoy a tu amor,
y te suplico que me perdones
y purifiques mis acciones
en tu sangre divina.
Me pesa haberte ofendido
porque sos infinitamente santo.
Me arrepiento con toda mi alma
y prometo hacer cuanto me sea posible
para no caer más en las mismas faltas.
Amén