¡Oh amado y puro San Benito!,
Hoy se conoce tu nombre por toda la tierra,
Tu devoción se expande muy rápidamente,
Ya de ti otros han escuchado,
Y cuando han acudido a ti,
Te han encontrado.
Miras desde lo alto,
Todo lo que aquí acontece,
Te sensibilizas por la humanidad,
Miras con compasión,
Tanta fragilidad y dolor,
Te aferras en la oración y sujetas con poderío,
Todo lo que nos hace daño,
Todo lo que ensordece,
Imperas contra la maldad,
Sabes que tus palabras llegan a Dios,
Que tus consuelos son sentidos aquí,
Y en cada oportunidad.
Sin tardar,
En la más confiable hazaña,
Y derrumbando las aguas turbias,
Humedeciendo las almas áridas,
Encendiendo fuego en la frialdad,
Abriendo los ojos de nuestro espíritu,
Con fervoroso y leal abrazo,
Conduces a este pueblo débil,
Hacia el camino de la luz,
De la mas franca santidad,
Y sin dejar a ninguno fuera,
Incluyendo a los enemigos,
Ruegas por ellos y por nosotros,
Rompe las cadenas de la crueldad,
Y por tu esencia y la de Nuestro Padre,
Revelas las glorias eternas,
La divinidad del Altísimo,
Y nos enseñas a adorar,
A las tres divinas personas distintas de única naturaleza,
E iguales en su dignidad y amor.
San Benito, santo, santo,
Desde hoy me proclamo tu devoto,
Toma mi mano y no la sueltes,
Finalizamos rezando un Padre Nuestro, poniéndonos en manos de Dios.
Amén.
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